Quema tus Naves

Hay muchas personas que han escuchado este término con anterioridad y no saben su significado, otros, sí saben lo que quiere decir pero simplemente no están dispuestos a hacerlo. Pues para los del primer grupo les diré, que fue un término que conocí en el libro de Napoleón Hill “Piense y hágase rico” (libro que recomiendo ampliamente y el cual acabo de leer por tercera vez en mi vida). Sin embargo, no fue Hill el primero que utilizó el término, sino que se dice que esta expresión nació como referencia a Lo sucedido a las naves de Hernán Cortés, cuando este decidió, durante la Conquista de México inutilizar sus naves para dejar claro a sus hombres que la retirada era imposible.

Dicho de otra manera, “quemar las naves” quiere decir eliminar todo aquel recurso o herramienta que nos facilite dar un paso atrás (estos recursos pueden ser el miedo, la comodidad o la critica ajena… si hablamos metafóricamente).

Entonces, ¿estás tu dispuesto o dispuesta a “quemar tus naves”? Pongamos un ejemplo: Tienes más de dos años pensando en iniciar un negocio propio, le has dado vuelta al asunto pero te detienen: 1) El hecho de que eres madre/padre soltera/o, tu hijo o hija es muy apegado a ti, y este nuevo negocio significaría que le dedicarías menos tiempo 2) Que no quieres arriesgarte ya que tienes un trabajo fijo y el seguro médico que te dan es elemental para tu familia 3) Que no sabes cómo empezar ya que nunca has emprendido nada por cuenta propia… Podría seguir escribiendo cientos de excusas, pero el ejemplo no se trata de eso.

El punto es que, la CREENCIA de que eso te limita es realmente lo que no te deja avanzar, eso te causa preocupación, miedo, inseguridad y un sinnúmero de sentimientos que te paralizan. Sin embargo, si planificas con atención (y esto no quiere decir que te eches unos 2 años más en esa planificación) y quemas tus naves, estoy SEGURA de que saldrás a flote: Planificarás el tiempo que pasarás con tu hijo o hija, trabajarás 6 meses más en tu trabajo fijo y dedicarás 3 ó 4 horas diarias a tu nuevo proyecto hasta que lo puedas poner a andar, buscarás asesoría en el área de tu nuevo emprendimiento y aprenderás a lidiar con esos sentimientos que te paralizan poniéndolos en su lugar o buscando asesoría profesional, en caso de ser necesario.

Llegado el momento, quemarás completamente tus naves (después de haber seguido el plan, buscar orientación y los demás aspectos mencionados) y te lanzarás a la aventura emocionante que es iniciar ese proyecto que por años has estado deseando.

Y esto de quemar las naves se puede aplicar a cualquier situación: salir de una relación tóxica y dañina a la cual te sometes sólo por que es tu pareja quien te mantiene (en este caso la nave es la COMODIDAD), permitir los abusos de tu profesor porque te puede quemar la materia (la nave aquí es el MIEDO), o el hecho de que te cuesta mucho levantarte a hacer ejercicios porque te acuestas tarde viendo TV (la nave aquí es un HABITO).

Así que, disponte a quemar tus naves. Sé responsable de tu propia transformación. Arriésgate, que como ya sabes “El que no se arriesga no gana”. Lánzate con todo, con toda la fe y preparación posible, y verás que cuando menos lo esperes tendrás los resultados que siempre soñaste. Simplemente porque como Cortés, estuviste dispuesto o dispuesta a quemar tus naves.