Dra. Ana María Polo
Sobreviviente de cáncer que ama la vida.
He seguido la trayectoria de la Dra. Ana María Polo desde principios del milenio, cuando Caso Cerrado aún era Sala de Parejas, mientras ella llevaba el pelo corto y el mismo carisma de siempre. Recuerdo que todas mis tardes, de cualquier día de la semana giraban en torno a su programa. Tenía que lavar los platos “antes de”, si tenía tarea, debía hacerla primero… el punto es que era un toque de queda vespertino en mi vida y la de toda mi familia.
Y hoy más de una década después, ella sigue en la televisión, con la misma gracia y atractivo. Siendo símbolo de fuerza femenina y un ejemplo a seguir en muchísimos aspectos.
Sobreviviente de cáncer de mama desde el 2004, la Dra. Polo, ha enfrentado esta enfermedad con dignidad y entereza, ha ayudado a otros a sobrellevarla y hasta ha creado canciones para donarlas a instituciones como la Susan G. Komen Fundation de Puerto Rico, de la cual es fundadora.
Así que, a la hora de elegir a alguien para representar merecidamente esta edición, se nos ocurrió que ella era la persona ideal para este fin. Y después de varios correos electrónicos, una que otra visita a Telemundo en Miami y algunos meses de espera, pudimos cumplir con nuestro sueño de tener como figura principal de la revista a esta mujer que ha sabido vivir su vida con sencillez y objetividad.
Durante la entrevista hablamos de quién era, de su niñez y adolescencia junto a su hermano y hermana menores, de lo felices, trabajadores y unidos que han sido siempre los miembros de su familia, de la pérdida de su padre el año pasado y de uno de los conceptos más importantes que le inculcaron sus progenitores: “Hay que ser feliz con lo que uno tiene y con lo que uno es”, me dijo Ana María en esa entrevista inolvidable. También hablamos de su entrada a Telemundo como estrella del programa que lidera hace más de 10 años. “Cuando estaban haciendo el casting para ‘Sala de Parejas’, me contó, fueron más de trecientos abogados y ninguno fue aprobado por los ejecutivos de Telemundo; justo por esos días una amiga había abierto un restaurante frente al juzgado de Miami – Dade County, donde yo trabajaba. Organizó una fiesta privada y me pidió que cantara una canción (lo que no hago muy a menudo). Tomé la guitarra y entoné dos canciones. Ahí justo estaba una de las productoras del programa y al enterarse de que soy abogada, fueron a mi oficina a buscarme el 21 de diciembre del año 2000, decidí ir a hacer la prueba y tres horas después me llamaron y me dijeron: “Sí, Telemundo aprueba tu
casting, comenzamos las grabaciones el 19 de enero del 2001”, así fue como pasó todo”. Y al escuchar esa historia imaginé como si todo hubiese sido una jugada del destino, pensamiento con el cual estoy segura ella coincidiría totalmente, pues cuando le pedí describirse a si misma me dijo: “Soy una mujer espiritual, que a sus 55 años ha luchado mucho en la vida. Aunque se podría decir que esta lucha ha sido dirigida por la energía de Dios y la mano del destino.”
¿Habrá sido ese mismo destino el responsable del cáncer que se le descubrió solo dos años después de comenzar su éxito en televisión?, pensé. Así que le pregunté, ¿cómo lidió con la paradoja de tener éxito en su carrera artístico-profesional por un lado y descubrir que las posibilidades de morir a destiempo eran altísimas, por otra parte? Y me contestó de una forma impresionante: “Lo primero que te diré, Keila, es que NUNCA pensé en morir. Más bien mi pensamiento era que debía luchar, debía ser fuerte, informarme tanto como pudiera sobre mi enfermedad, para poder tomar las mejores decisiones. Después de todo, jamás pensé que el cáncer podría afectarme, pues en mi familia cercana no hay historial de cáncer de seno, me reveló. Al mismo tiempo pensé que debía hacer pública la situación para poder ayudar a otros, pues si yo, que amo leer y aprender no sabía nada al respecto, imagínate los demás como estarían”. Y así lo ha hecho desde entonces, encabezando caminatas y eventos de caridad para diferentes organizaciones que luchan contra el cáncer, entre las que podemos mencionar el Hospital St. Jude y Stand Up to Cancer, de esta última convirtiéndose en la primera embajadora hispana, junto a personalidades como Tom Hanks, Katty Perry o Jennifer Aniston.
Al preguntarle cual había sido el secreto para su recuperación de esta temible enfermedad, me respondió: “Informarme tanto como pude fue una gran ventaja, así como también tener fe y mantenerme ocupada. Si dejas que tu mente se debilite, tu cuerpo se debilita también”, me dijo; y pude darme cuenta, de que al igual que la mayoría de las personas de éxito, la Dra. Polo conoce el gran poder que tiene nuestra mente y recordé la frase de Stepehn Crane que leí hace algún tiempo: “El que puede cambiar sus pensamientos puede cambiar su destino”.
Y continuamos hablando sobre sus sueños, uno de ellos, que los latinos sean representado dignamente en la televisión norteamericana; de lo mucho que le cuesta entender la intolerancia, el racismo y la discriminación; y de la preocupación que le causa el uso que lo seres humanos están dando a la internet, viviendo en una falsa realidad y perdiéndose el gusto de vivir y comunicarse en persona.
Pero el tiempo se nos agotaba, entonces hice la última pregunta que no podía quedarse, bajo ninguna circunstancia: ¿Cuales son los hábitos que tiene, que le
permiten tener tanta energía y esa figura esbelta?, y me contestó de una manera imposible o al menos, no era la respuesta que yo sospechaba: “No creo en dietas organizadas, ni en entrenamientos estrictos en un gimnasio. Como todo lo que me plazca pero en porciones pequeñas, 5 ó 6 veces al día. Soy muy activa, no permanezco mucho tiempo sentada frente al computador. Creo que caminar bastante, mantenerme activa y comer pequeñas pociones es mi secreto.
Y acto seguido me despedí, inmensamente agradecida de haber conocido a una persona a la que admiro tanto. Pero ella no quiso que concluyera la conversación hasta decirme lo que sentía por la gente de mi país: “a todos los seguidores de tu revista les mando un gran abrazo. Y a toda la República Dominicana que agradezco y respeto el gran apoyo que me han dado a través de los años.” Y en ese momento entendí a que se debe su éxito, pues ella reconoce y agradece el papel que juegan los demás en su crecimiento.
Así que sólo nos queda desear salud y vida a esta mujer que llegó desde Cuba muy pequeña a los Estados Unidos, sin sospechar que más adelante conquistaría con su carácter, carisma y humildad, no sólo a ese país sino a toda Latinoamérica.