Lourdes Stephen
Desde que di mis primeros pasos en la carrera entendí que yo soy una servidora de la comunidad
Lourdes Stephen, contrario a lo que pueda creerse, se marchó a Estados Unidos sin la intención de quedarse. Su plan era cursar una maestría en periodismo en la Universidad de Boston, Massachusetts y regresar a su natal República Dominicana a seguir creciendo en su carrera, pues se había hecho licenciada en comunicación publicitaria, en la Universidad Iberoamericana (Unibe) de nuestro país y comenzado una carrera como presentadora en TVC, junto al Sr. Saúl Pimentel. Pero los juegos del destino nadie los conoce y sin esperarlo, se le presentó una excelente oportunidad para ejecutar todo lo que había aprendido al terminar su maestría en periodismo. En este trabajo de desempeñaba como camarógrafa, editora, escritora, productora, reportera y presentadora sustituta, todo al mismo tiempo … pero fue más adelante cuando se le presentó, lo que ella misma define como una de las “más grandes oportunidades de su vida”, (trabajar en el noticiero Primer Impacto como corresponsal), que entendió que sus planes habían cambiado para siempre.
Al preguntarle cómo llegó a Primer Impacto, me contó una de esas historias mágicas que me encuentro de vez en cuando en mi oficio de entrevistadora, “estaba trabajando en Tampa, Florida”, me dijo, “cuando me enviaron a cubrir el primer aniversario del ataque terrorista del 11 de septiembre en Nueva York. ¡Estaba solita! Hice 26 reportajes en 6 días y no tenía ni un segundo que perder. Mi enfoque era determinante y nada me distrajo. En ese entonces, la vice presidenta de noticias de Univision, me vio y le gustó mi trabajo. Años después me enteré de que duraron un mes tratando de dar con mi paradero y me encontraron ¡gracias a los zapatos que tenía puestos! Unos tacones altos rojos puntiagudos. Más adelante, cuando la directora de noticias en la Gran Manzana escuchó mi descripción, aseguró inmediatamente que yo no vivía en Nueva York. Así extendieron la búsqueda y dieron conmigo. Nunca olvidaré esa llamada. Ese día mi vida cambio para siempre y todo el esfuerzo personal y profesional empezó a dar frutos. Siempre estaré agradecida con esas personas que creyeron en mí y me dieron la increíble oportunidad de pulirme y crecer”.
Trabajó en Primer Impacto desde el 2003 hasta el 2010 y después de eso encontró la coyuntura para ser presentadora en Sal y Pimienta, un programa semanal de la misma cadena Univisión, el cual dirige con mucho éxito. “Como presentadora, Sal y Pimienta ha sido una de mis mayores satisfacciones”, me dijo respecto a este último trabajo.
Ahora bien, no todo es felicidad en esta carrera de periodista, por eso después de escuchar a Lourdes decirme en alguna parte de la entrevista “He visto la mirada vacía de un asesino en serie, los ojos llenos de lágrimas de quienes han perdido lo que más aman en un segundo, el reflejo de dolor en las pupilas de los inocentes…”, se me ocurrió preguntarle cómo hace para separar sus emociones de la noticia, a lo que me contestó: “Me han tocado historias muy difíciles y humanamente crueles, pero cuando estas cara a cara con ellas, arranca el piloto automático del profesionalismo. Ahí lo que
Estas pensando es entregar un trabajo de calidad al público lo cual es una gran responsabilidad. Después que baja la adrenalina y meditas acerca de lo que viviste ese día, es cuando tal vez te afecta. Como periodista eso es parte de tu entrenamiento, no involucrarte en la noticia porque entiendo que nuestra labor es reportar realidades, no nuestros puntos de vista, a menos que eso agregue a la historia o se te pida por otra razón.” Y la sentí como una mujer profesional y amante del trabajo hecho con excelencia. Luego agregó: “ Pero también he sido testigo de milagros, de la compasión humana y de gestos de amor que han cambiado vidas y han regalado una segunda oportunidad de ser feliz. Espero, con toda mi fe, que el mundo se enfoque en el amor, siempre. Que juntos busquemos formas a través de las cuales podamos cambiar la vida de los demás para bien. Una palabra, una sonrisa, un abrazo pueden significar mucho más que un simple gesto para quienes están sedientos de amor, de comprensión y hasta de misericordia. Poco a poco, uno a uno, se hacen grandes milagros.”
Esa es la Lourdes compasiva, humilde y sonriente que conocí, pues al preguntarle cuales son sus secretos para estar siempre radiante me confesó : “Tomar mucha agua y sonreír cada minuto del día”. ¿Y que hay de tu familia?, inquirí nuevamente. “La familia es mi prioridad. Adoro estar con mi esposo y mis hijastras: Michael (refiriéndose a su compañero) es un gran apoyo para mí en todos los sentidos y las niñas… ¿qué te puedo decir? Estoy muy orgullosa de ellas porque son dulces, responsables, maduras, disciplinadas.De verdad que me saqué la lotería. Mi abuela también es otro amor de mi vida y mi papá, Claudio Stephen es el rey de mi corazón…” Y ahí descubrí el origen de su patronímico libanés, pues al principio sospechaba que era su apellido de casada. Y si al igual que yo preguntan donde está su madre les diré que en su corazón y en su mano derecha, representada por un anillo que le regaló cuando aún estaba en vida y el cual usó incluso el día de su boda.
Esta dominicana de gran sonrisa y corazón, está nominada por segunda vez a los Premios Soberanos, galardón que se otorga a algunos dominicanos como reconocimiento a su labor. Por supuesto no podía dejar de preguntarle cuales son sus expectativas respecto a su nominación a lo que me respondió con el mismo entusiasmo y carisma que la caracterizó desde el principio : “Mi expectativa es llevrrme el premio”, me dijo mientras reía. “Se me puso la piel de gallina al enterarme de que me habían considerado. De todas las cosas que uno puede obtener, reconocimientos, placas o trofeos, algo que provenga de tus compatriotas tiene una significado único y muy especial. Me encantaría esa noche, cerrar los ojos, escuchar mi nombre y tener el gran honor de aceptar en la tarima esa estatuilla, porque para mí tiene más valor que el oro puro.”
Y no me cabe duda de que así será, sino en esta, en una próxima ocasión. Pues para esta dominicana que llegó a Estados Unidos, sin conocer bien el idioma y terminó reportando para una de las cadenas más importante de este país nada resulta imposible, pues, según me dijo textualmente, ama lo que hace y si recordamos la frase de nuestro querido Facundo Cabral…, “El que ama lo que hace está benditamente condenado al éxito.”