Reconócete

Puedo apostar que todos tenemos algo (o varias cosas) que queremos cambiar. Ya sea a nivel físico, metal, emocional, espiritual… Y es que las sabias palabras del filósofo Heráclito

“Lo único constante es el cambio”

Es una verdad casi absoluta. El cambio es un derecho humano, universal. Y cuando nos damos cuenta que hay algo en nosotros que no nos gusta, que no nos hace bien, tenemos la capacidad de cambiarlo. Tenemos la capacidad de transformarnos.

Sin embargo, ese es el detalle: darse cuenta. Muchas veces vamos por la vida tropezando una y otra vez con la misma piedra y casi siempre elegimos echarle la culpa a los demás o simplemente pasamos por alto que el asunto tiene que ver con nosotros y no con los demás.

Por ejemplo, la mujer que elige hombres maltratadores, el chico que elije malos amigos, el auto-empleado que elige palabras equivocadas para elaborar sus propuestas… si te das cuenta, he utilizado la palabra elegir en cada una de las situaciones presentadas más arriba y esto lo hago deliberadamente, pues como he dicho con anterioridad: somos responsables directa o indirectamente de lo que pasa en nuestra vida.

Así que si somos responsables de nuestra vida y lo que pasa con ella, eso a mi me suena a buena noticia, pues quiere decir que lo que no me gusta de mi, puedo reconocer y cambiarlo. Ahora bien, ¿cómo hacemos para reconocer esas actitudes, hábitos o comportamientos que no nos permiten avanzar y transformarnos en es persona que queremos ser? Pues bien, aquí te recomiendo pasos que yo misma pongo en práctica para reconocer cuando “se me va el avión” .

  • Mírate al espejo. Este es un ejercicio que puede resultar muy revelador. Mírate, escúchate, cuestiónate, ¿quién eres? ¿qué eres? ¿qué puedes mejorar en ti?… Responde estas preguntas de manera sincera y pon en marcha el segundo paso.
  • Una vez hayas identificado qué es eso que quieres mejorar, (te recomiendo ir con un asunto a la vez) deduce que puedes hacer para mejorar ese aspecto que te disgusta o no te favorece.
  • Vuélvete consciente. Ahora es momento de estar alerta, atento cada vez que hagas eso en lo que estás trabajando para poner en práctica eso otro que te ayudará a mejorar.
  • Disfruta tu cambio, premiate por ello. Si no te reconoces a ti mismo/a, ¿quién lo hará?

Ahora te daré un ejemplo concreto de cómo puedes hacer este ejercicio.

Primero, (paso 1) te miras al espejo y te percatas de que lo que no te gusta es que te levantas de mal humor y siempre llevas tus hijos al colegio impuntualmente. Siempre has pensado que todo se trata de ellos, porque nunca se quieren parar de la cama… la pregunta es, ¿a qué hora se acuestan? Te das cuenta, (paso dos) y decides acostarlos más temprano, levantarlos 15 minutos antes de lo acostumbrado y respirar conscientemente unos 10 minutos al levantarte, en vez de pensar el “la lucha que es levantar estos muchachos”. Pones dos alarmas extras para recordarte este nuevo hábito y así cuando la hora esté pasando, en la noche, por ejemplo, la alarma te ayudará a (paso 3) darte cuenta y volverte consciente de que para evitar llegar impuntual y levantarte de mal humor deben todos acostarse más temprano y cumplir con el acuerdo que has hecho contigo misma. En la mañana te levantas con una sensación diferente, los chicos se levantan más fácilemente porque están descansados y los llevas puntual a su clase. Ya estás lista para disfrutar tu día.

Este es un ejemplo para entender como funciona este ejercicio de reconocimiento, toma de consciencia y llamada a la acción. Sólo falta qué decidas cuando comenzar, yo te recuerdo… que la vida es ahora.