María Elena Salinas
Comunicar es ofrecer información que impacta y ayuda de alguna manera a quién la escucha
Puede imaginar la presión que se siente al entrevistar a una persona tan experta en este oficio, que haya tenido la oportunidad de conversar con personajes tan diversos como imprevisibles, ente ellos reconocidos músicos y deportistas, presidentes de diferentes países y épocas, líderes influyentes, rebeldes y hasta dictadores? Sí, es mucha presión. Sin embargo, debo confesar que al minuto de conversación con María Elena Salinas todo la tensión que creía haber acumulado desapareció, pues a pesar de ser una mujer de palabras firmes y coherentes, resultó ser muy humana y con un especial toque de empatía que casi me tomó por sorpresa. Quizás conocer el hecho de que ha estado frente a grandes personalidades como el presidente estadounidense Barack Obama en más de cuatro ocasiones o que ha estado cara a cara con el dictador chileno Augusto Pinochet; inclinan a uno a pensar que es una mujer muy formal y distante, sin embargo a lo largo de toda la entrevista, me sentí cada vez más inspirada por esta gran profesional de la comunicación.
Graduada oficialmente de mercadotecnia, ella se auto define algunas veces como periodista accidental, «sin embargo al poco tiempo de conocer y ejercer la carrera de comunicación me enamoré de ella y la convertí no sólo en mi pasión, sino también en mi misión personal», me confesó. «Después de todo, comunicar es llevar información relevante, información que impacta y ayuda de alguna manera a quién la escucha» y a partir de ese momento entramos en una conversación que hoy podría definir como fascinante.
Aproveché la ocasión para preguntarle la razón de porque el tema migratorio es uno al que da especial importancia, a lo que me contestó: «Principalmente porque es un tema que interesa a mucha gente. Cuando comencé mi carrera había 14 millones de hispanos en Estados Unidos, hoy en día esa cifra llega a los 55 millones. Además, es un asunto que afecta no solamente nuestra cultura sino a todo el país. De hecho, podía decirte que el tema migratorio es algo personal para los hispanos”, terminó diciéndome.
Es este interés que ella tiene por la su cultura hispana lo que la he llevado a desarrollar la beca María Elena Salinas la cual ayuda a estudiantes hispanos de bajos recursos que anhelan estudiar periodismo.
Y es que esta carrera le ha aportado tanto, que ella desea devolver un poco de lo mucho que ha ganado a través de su trabajo impecable y gracias a su estilo particular. Por sólo citar algunos ejemplos, mencionaré los reconocimientos otorgados por el Fondo Mexicano-Americano de Defensa Legal y Educación (Mexican-American Legal Defense and Educational Fund), la Asociación Nacional de Oficiales Latinos Electos y Designados (NALEO, por sus siglas en inglés), El Instituto del Comité de Congresistas Hispanos (The Congressional Hispanic Caucus Institute) y la Organización Nacional de Mujeres la cual le otorgó el prestigioso “Intrepid Award”; sin olvidar que también a recibido cuatro premios Emmy o la distinción del acreditado New York Times al nombrarla “la voz de Hispanoamérica”.
Sin embargo, todos esos premios y distinciones no le hacen alejarse de lo que ella considera como su papel principal: ser madre. “Desde que recuerdo siempre quise ser mamá”, me reveló. “De hecho conozco mujeres que dejan la maternidad para después que se sienten realizadas en sus carreras; sin embargo en mi caso fue distinto, digo a mis hijas que mi profesión era algo que hacía mientras ellas llegaban”. Y así puede corroborarse en la carta, que apareció en el libro de su autoría: Yo soy la hija de mi padre: Una vida sin secretos, el cual comenzó a escribir con el objetivo de celebrar sus entonces 20 años de carrera en Univisión y luego se convirtió en un revelador encuentro con sus raíces, su cultura y una historia oculta de religiosidad y devoción de parte de su padre a la iglesia. Quizás por esta inclinación religiosa tan arraigada en su familia hay tantas “Marías” en su árbol genealógico, tías, esposas y sobrinas, incluso todas sus hermanas llevan María como parte de su nombre de pila.
Y así de interesante resultó ser la vida de María Elena Salinas, quien se define así misma como “una mujer que vive intensamente. Que es primero madre, luego mujer y periodista”. Y no quise dejar pasar la oportunidad para preguntarle sobre el amor, qué espera de él y que quiere darle, a lo que me confesó: “Sinceramente creo que las relaciones hay que tenerlas por elección, no por necesidad y por ahora estoy muy bien así. Soy feliz. Sin embargo pronto mi hija menor se va a estudiar a la universidad y me quedaré sola, lo cual no quiero ni pensarlo, pues mis hijas son mi vida; así que me costará buscarme un novio o buscarme un hobbie”, me dijo riendo. Y envueltas en esos temas sobre el amor y las relaciones seguimos nuestra conversación hasta llegar al final, aunque realmente yo sentía que debía terminar cuanto antes, pues el respeto que me merece esta admirable mujer sigue siendo muy grande, tan grande, que la tensión que sentía se había disipado al principio me invadió por completo al tocar un tema tan personal. Así que me despedí de ella sin saber que esperar realmente, pero sus palabras finales me volvieron a demostrar que es un ser humano sensible y amigable; “Keila, muchas gracias por tu interés”, me dijo, y concluyó con una frase que usualmente utilizamos para cerrar conversaciones con gente cercana: “un abrazo”.